Me interesaba mi futuro
profesional al mismo tiempo de quién sería mi esposo algún día. En mi salón de
“cachimbos”, los chicos estaban en la onda del “rave” y las “reus”. Yo vivía en
una pensión de mojas y la verdad, es que, viendo el potencial de mis “amigos”,
no estaba muy interesada. En realidad sentía que las personas me juzgaban
porque siempre tenía las respuestas a las interrogantes del profesor. Si, era
la Hermione de la UL y estaba muy orgullosa de serlo. Pensaba: “¿qué puedo
hacer con tanta inteligencia que me dio Dios?”. No era eso. La mayoría de
preguntas eran OBVIAS (cosas del cole, del libro de preguntas y respuestas de
Charlie Brown, CULTURA GENERAL) y otras, como matemática, era cuestión de
práctica y habilidad (que ahora son muy difíciles de procesar).
Mientras que mis compañeros de
clases hacían el típico “shhh” cada vez que hablaba, yo le sonreía al profesor
y volteaba la cara hacia el resto del salón con una mirada fulminante. Tiempo
después esas mismas personas me buscaban para hacer grupo, me contaban sus
cosas y nos reíamos a más no poder… burlándonos de otros “chancones”. Quiero
aclarar, en este punto, que nunca, JAMÁS, he sido una persona “chancona”, no sé
si es inteligencia, porque memoria tampoco tengo, pero a veces que el espíritu
santo sí me ilumina y creo en Jesús y todos sus otros compinches.
Con todo eso, el primer amor de
mi vida universitaria fue mi profesor de Historia Universal: ¡QUÉ HOMBRE PARA
CULTO! ¡QUE LINDO NOMBRE! Quedé flechada. No me interesaba que Prustcki (el x
más simpático del salón) me mirara cada vez que comía un triple engordante, si
a GG (abreviaturas del nombre real de mi profe) no le importaba, ¿porqué tenía
que importarle? O lo más estúpido: ¿Por qué tendría que importarME? Mi grupo de
amigas estaba algo escéptica a la idea de que me gustara algún profesor. Muchas
de ellas me presentaron a sus amigos de Nivel A, Pre Lima y miles de academias
más: CRASO ERROR. A mi parecer los “cachimbos” solo hablaban de fiestas y qué
licor tomaron el día anterior. Yo quería algo más “real”, es decir, con los
pies sobre la tierra. Entonces me junté con Bruno y Beto. Era obvio que sería
amiga de Bruno. Era, como yo, Trujillano, y le gustaba la historia y bueno,
también estaba Beto. Humberto era… pues era Beto: mataba por Johaan y esas
cosas. Era el único que me alentaba con el profe y Bruno era el que ponía el
“parche” de: Gaby, jamás pasará. Hhmm, Gabriela Becerra no fue la única.
Al final del curso, y después de
notas sobresalientes en la materia, me di cuenta de mala gana que GG no quería
ni pelar papas conmigo: For gods says ¡ERA UN PROFESOR! Según Michelle, él me
hubiese regalado su libro AUTOGRAFIADO, si es que yo no me hubiera ido temprano
ese día. Bueno, las cosas pasan por algo… (MALDITA SEA, ESE ERA EL MOMENTO
ROMÁNTICO DEL CICLO).
Hice un buen grupo. Eso supuse
cuando salimos de vacaciones largas. Tan largas fueron que, ahora, rara vez nos
hablamos. Bruno siguió su sueño de ser piloto (ahora visita todos los países de
Norte y Sur América). Beto se fue de intercambio a via WAT (hasta ahora no
vuelve) y las chicas hacen su vida as “pop stars” (una de ellas está en PTT
¡¡¡well done Susy!!!).
Gracias Lea por hacer este cover EL MEJOR DE GLEE. Gracias Cory por sonreir. Te extraño.