viernes, 21 de noviembre de 2008 1 se atrevieron a comentar

Carita Bonita

Este post lo escribí el miércoles pasado... en mi último día de clase, pero lo cuelgo recíen ahora despues de esperar 48 horas por CS. Se lo dedico a toda esa gente mayor de 18 años que se atrevió a ir al cine y comprar entradas para ver HSM3: La Graduación.
A Sandra Linares Care'mote y Lucy ZetaZeta Emo
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High School… dios, nunca pensé escribir de Troy Bolton o Gabriela Montez en mi blog. No voy a negar que me sabía “Now or Never”, pero el solo hecho de tener a Zac cerca y a la enferma de Sandra a mi lado diciendo que se saque el polo, lo hace más sexy a la vista… usará Old Spice?

Hoy fue el último día de clases. No voy a escribir demasiado sobre hoy, eso se tendrá que ver días antes que me largue a Trujillo y deje todo aquí nuevamente y esta vez por mucho tiempo. Pero no sé porque quisiera que esas horas del miércoles, jueves, viernes y sábado se alargaran lo máximo posible para estar a tu lado. Cometí un error. Te voy a extrañar demasiado CS y no creo que pueda soportar 4 meses sin verte.

Cuatro largos meses… este verano será terrible. Que importa Diego, que importa estar encerrada soportando a la familia si tú estás conmigo. Todo pasó porque estabas a mi lado y sonreías silenciosamente… vamos mi Troy Bolton, admite que me seducías.

Te quiero… te quiero cuando respiras y me miras
Te quiero cuando estas ahí a mi lado, en silencio
Te quiero siempre que me hablas y sonríes con suavidad
Te quiero porque tienes esa cosita tan pequeña que te hace diferente, único… que hace que cada día me enamore más de ti…
Te quiero CS y deseo que todos los demás se enteren que eres ese tipo que camina perdido por toda la universidad, el cual hace que todo gire sin parar a mi alrededor.
Sin mas palabras, Te Quiero.


El video que les cuelgo se llama “This is Home” de los grandes Switchfoot. No hay otro grupo mejor… ellos son todo.

domingo, 16 de noviembre de 2008 4 se atrevieron a comentar

Historia de una Blogger


Este post lo escribí para mi Taller de Narrativa dirigido por el gran Jorge Eslava y aunque a él no le gustó, las críticas fueron buenas. Se lo dedico, entonces, por completo a esos viciosos de la Literatura, las pastas, el vino y el pisco.


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Me senté frente a la portátil hace ya más de una hora para poder concretar unos simples párrafos pero, como siempre, el “Facebook destruye vidas” me quitó gran parte de mí tiempo y ahora me encuentro respondiendo los comentarios de Pedro y Cheye. Parece que desde que abrí esta ventana virtual, el Blog, mi existencia se ha convertido en una sarta de post’s con comentarios al final, y claro, un video melancólico que bajo de YouTube para que acompañen los puntos multicolores del fondo de la pantalla. La gente entonces piensa que puede controlar mis “relaciones amorosas” haciendo un clic en mi perfil y agregándome al Messenger.

Lo recordaré así. Desde el 27 de julio dejé que la decencia implantada por mi madre se esfumara para emprender un ambicioso deseo que acogía desde varios meses atrás. Alguien más debía de leer mis escritos. Ya no bastaba enviarlos por correos a personas cercanas, yo, Gabriela Bocanegra, quería ser la sucesora de Cisneros y porque no, mejor que él. Aunque al poco tiempo pude comprender que el talento no es nada sin la educación. “Mierda ¿ahora también tengo que aprender a escribir?” nada me salía naturalmente, es mas, me esforzaba leyendo artículos o escuchando música corta-venas para ver si algo surgía de mi… y nunca se me ocurría nada hasta que tuvo que llegar el “muso” inspirador correspondiente para mis historias.

BGG fue, para mi, “el novio” de segundo ciclo. Nunca me llegué a enamorar tanto de una persona (claro, si no contamos a Diego) y hasta ahora no puedo entender como ese 18 de abril te sentaste delante mío y pudimos cruzar unas cuantas palabras. Ya no quiero recordar cómo te hable ese día, es una anécdota que la he contado millones de veces y hasta ahora siento las inconfundibles “mariposas” en el estómago que indican el embrutecimiento total hacia una persona. Me pareciste el reemplazo perfecto para cualquier Diego o Manuel. Eras la distracción de Economía, la inspiración de Literatura y el compañero de Sociales. Eres, la idea que no me puedo sacar de la cabeza, ese sublime malestar que esta junto a mí día tras día.

G…, G. Hasta tu apellido me gusta y lo tengo que admitir: eres perfecto. Eres lo que me faltaba para olvidar por completo a Diego y comenzar una “nueva etapa de mi vida” contigo o sin ti, y a este paso sin ti. Por eso es que los últimos días de clases gritaba por toda la universidad que me encantabas, que te veías tan sexy con tu chompa de lana color ladrillo, con tu polo negro Headworx, que te podría dar clases particulares ¡de lo que sea! Historia, Filosofía, Economía, tú lo único que tenias que hacer era pedírmelo y yo iba a caer rendida a tus extraños encantos haciendo todo lo que me digas, absolutamente todo. Hasta que me enteré que AR ya me llevaba ventaja… “Que me queda ¿llorar u olvidar?” decidí llorar, llorar y odiarte, sin embargo he de admitir que los primeros días no fueron fáciles, ni siquiera podía pensar en otra cosa que no hayas sido tú. Sentía como si mañana podría volver a verte sentado en el C11 junto a “pandilla” y a “so-rrosco” y yo te admiraría desde una fila lejana a ti, desde mi asiento de el “peke” (que me hace recordar a ti nuevamente por obvias razones), recordaba hasta las palabras de Beto cuando decía que tu eras mi “aguirre” (que asco, lo sé, pero era eso lo que textualmente decía) y claro, veía tu foto sonriente colgada en la esquina de mi mural… esa parte era la mas dolorosa; aunque, en conjunto, haber terminado el ciclo con este “huracán de pasiones” fue productivo en su momento.



Maldito tercer ciclo

Llevar tres cursos con mi ex amado fue la gota que derramó el vaso. “Tres cursos con ese imbécil, que asco” fueron mis primeras expresiones y luego de tranquilizarme, le dije a mi mamá que ya no quería regresar a la universidad, que quería quedarme veraneando en invierno por Trujillo y continuar mis estudios en la PUCP. Ella se negó rotundamente, aunque la idea del traslado le pareció tentadora. “Decide tú” me dijo ¡Que fácil! Y para eso una se hace llamar madre, que elija ella total siempre fisgonea en mi vida, una cosa más no va a cambiar la percepción que tengo acerca de su persona. Me quede en la ULima con la condición de hacerle la vida imposible a Cara de sapo. Me las tenía que pagar de cualquier forma. Él y la novia tenían que sufrir y yo agarrarme a cualquier comunicador, industrial, abogado y hasta psicólogo desprevenido que se apareciera en frente.

Aquel pensamiento solo duró unas semanas. Tiempo después, Cara de sapo estaba apuntando su correo (el cual ya conocía) en mi Minerva porque era un flamante integrante de mi grupo de Marketing.

—Tengo que reconocer que YP esta mucho mejor que Bruno —dije
—Jaja sabia que te gustaba ese negro —dijo riendo Lucy
—¡Que desgraciada! No es tan moreno…
—Ya ya… oye pero a Sandra también le gusta y creo…
—¡Puta a ella le gustan todos!
—¿De veras?
—Si. Pero bueno la guerra comienza… veamos quién se queda con el premio.

Esa fue la última conversación que tuve con Lucy Zevallos antes de encontrarme con los demás integrantes del grupo estrella. “¿Con YP? Ni yo soy tan mala, aunque se lo merece, pero ni que fuera el reemplazo perfecto y además YP quiere con KP. Los dos, par de loser’s, hacen una buena pareja…”

Ni con YP, ni con BGG. Ya estaba cansada de conversar con ellos o buscar cualquier excusa para hacerlo. Igual fue con los mensajes de texto que intercambiábamos con Cara de sapo. Escuchar en “tintirinrin tin tin” hacía que perdiera la cabeza por ver quién era; con el tiempo ya hasta me daba pereza buscar buena ortografía para contestarle. Aunque la idea de que él gastara sus huellas digitales para responderme era halagadora.

Mi grupo era cibernético. Todos por el Messenger… “¿qué no hay reunión en alguna casa... por ejemplo en la de BGG?” le dije a RCH, el único que conoce a totalidad mi historia. Al contestarme solo rió y me preguntó si aun me seguía gustando Cara de sapo. Yo, obviamente, respondí que no.

Ay BGG, ya lárgate que me va a dar ganas de hablarte. Siempre te pregunto cualquier tontería para que tú respondas otra... pero lo haces, peor es nada. Me contestas con tanta soltura y pones tus emoticones raros que me dan risa. Gracias a Dios que existe el chat y con este yo te pueda tener tan cerca como en clases. Presiento que en los cursos que no llevo contigo voy mal. No me esfuerzo lo suficiente, ya no tengo que impresionar a nadie ni sentirme envidiada por ti. Ya te dije que te puedo ayudar en lo que sea, y esto no lo hago por el hecho de que, en simples términos, "me muero por ti" sino porque sé que dentro de esa cabecita alterada por tantas responsabilidades universitarias y por el tiempo que pasas respondiendo mensajes al celular, se esconde el trome comunicador que tanto quiero.


¿Acosadora yo?

Mi hermana siempre se queja de mi conducta y le dice a mi mamá que soy la “persigue hombres” y la enferma mental de la familia. Bueno pues, he de confesar que no soy ninguna de las dos cosas, que es al contrario: los hombres me persiguen. Es verdad, ellos son los que están en mi salón de clases sonriendo con criminal suavidad, invitándome a prestarles atención, yo solo veo su historial de incidencias, busco su nombre completo, su correo, algún amigo en común y claro, escribo en el Blog. En conclusión, un chico, una historia, mi post perfecto. No es necesario que ellos tengan los mismos sentimientos hacia mí. No me preocupa en lo más mínimo. Solo necesito encontrar a esa persona que haga de la clase un festín de suspiros.

Hombres... ¿Quién carajos los entiende? te dan una señal de interés y tú te sientes en las nubes, flotando con Heath Ledger y, porqué no, con Diego Ubierna ("el batero" como dice Cristian). Tú entonces te conviertes en lo que nunca esperaste ser. Te compras Cosmopolitan para estar a la moda, vas a la Ripley para obtener todo a mitad de precio y verte distinguida y por último, te quemas a diario el cabello para que tus amigos no te digan "Lulú". Todo esto lo haces sin darte cuenta de que cambiaste de manera radical; sin embargo, lo creas para que él, quienquiera que sea, te dirija una furtiva mirada de aprobación y te pida que le expliques un ejercicio, que por supuesto, ni tú entiendes.

Si acosar o perseguir en silencio es un delito, pues me pongo a disposición de la justicia y exijo cadena perpetua. Con descaro admito que lo he hecho millones de veces y no me importa lo que digan. El resultado es solo gastar mi tinta imprimiendo una foto que luego colgaré en mi pared y escribir algunas líneas acerca de él. Mi hermana sabe lo del Blog, no sé si ha tenido tiempo de leerlo, aunque eso tampoco me interesa. Hay más gente que lo puede hacer.

Todos esos tipos (Diego, Bruno, Manuel, Toze, Luigui, etc.) como dice mi tío, se deberían sentir halagados de que alguien se percate de su existencia y que para colmo, hable bien de ellos. Esas palabras siempre me echan las ganas de seguir adelante con el Blog, con la universidad… con mi vida. Aun no comprendo por qué lo hago. Creo que simplemente me divierto sanamente.

Y como dijo un compañero de clase: “el amor embrutece”, pues yo le aumento algo más: “el amor embrutece y enferma”, pero no se porqué quiero sentirme embrutecida y enferma por alguien, algún imbécil cubierto del aroma más sublime y placentero.


El video que les cuelgo es "Kokomo" de The Beach Boys. La canción emblema (para mi) de nuestras juntas de Marketing en la casa de Bruno. Todos fuimos: Javier (el prostituto/a), Bruno (el rockstar), Vanessa (la de los helados lima teens - vanevane), Ricardo (el de los fideos "Chang con harrrrtooo huevo") y Yo (Lulú, la cohibida)... Todos apestando a Old Spice. ¡Los quiero mis responsables!

miércoles, 12 de noviembre de 2008 1 se atrevieron a comentar

El tutor de miedo y la mediocridad de discípulo

¿Quién tiene la culpa?

Por: Gabriela Bocanegra y Lucy Zevallos.


“Mientras estábamos viendo un video de Rauschemberg, Stephanie me preguntó si tenía mi cuaderno al día, yo le contesté afirmativamente estrechándole el mismo. Nuestro profesor levantó la mirada y nos botó de clase. Le quise explicar la razón del incidente, pero él se negó a escuchar. No sé ni porqué gastaba mis palabras, él es siempre así.” Los alumnos ven en su profesor, además de personas instruidas, autoridades que tienen que respetar. Pero ¿cuando este respeto se convierte en una barrera para la comunicación?

En la situación anterior se pueden comprobar cómo las relaciones que existen entre profesor y alumno son distantes. Esta forma vertical de observar a nuestros superiores, hace que el sentimiento de miedo se apodere de nosotros y repelamos a sus enseñanzas y consejos. Pareciera que el trato que nos brindan es formal y frío, como si nos les importara otra cosa que cumplir con las horas de clase programadas. Los alumnos, entonces ¿Por qué responderíamos de manera diferente?

El tiempo que pasamos en las aulas, no son solo escuchar y memorizar una cantidad incontable de conceptos, sino, una segunda oportunidad de comunicación que a veces no se encuentra en nuestros hogares. El profesor y el alumno deberían buscar y entablar esa “confidencialidad” que tanto se necesita, pero que es difícil de conseguir. Muchos educadores no se prestan a “esos juegos” y creen que su labor termina al cerrar la pesada puerta del salón. Están sumamente equivocados. Los alumnos tienen la tarea de demostrarles que ellos también pueden interpretar el papel de amigos.

No es una etapa fácil, los adolescentes vivimos con constantes presiones tanto de la familia como de los compañeros, nos enfrentamos diariamente a decisiones significativas que marcaran nuestra vida, tratamos de mostrar fortaleza en todo momento y así dejar en claro que ya no somos niños. A pesar de todo, no es más que una careta que nos imponemos amargamente con el propósito de dejar las niñerías de un lado, para tratar de actuar como los adultos, quienes todavía no somos. El profesor universitario, tiene la concepción de estar tratando con personas maduras, con estudiantes con criterio suficiente para lidiar con cualquier situación, nos etiquetan y apartan del mundo de juegos y salidas en grupo que tanto conocemos para ser máquinas que respondan a sus intereses. Necesitamos un guía que nos indique porque camino recorrer, un modelo a seguir, un profesor que más que a informar se dedique a formar, un amigo que nos cuente de sus experiencias y anécdotas. Alguien en quien podamos contar no solo para aclarar nuestras dudas académicas sino también las que afrontamos día a día.

Nuestros ojos ven una realidad contradictoria donde las hipocresías reinan, nuestros oídos deciden al azar a quién deben escuchar, nuestros pasos siguen a la demás multitud de incomprendidos. La desconfianza se apodera de nuestra mente y ya no son los padres a quién contamos nuestros problemas, vemos a los amigos como “guías”, por quienes rápidamente nos dejamos influenciar. Buscamos sobre todo aceptación. Esa aceptación que quizás no la encontramos en las áreas de estudiantes como nosotros, sino en cubículos y horas de asesorías: con los profesores.
Por último, se debe dejar en claro que no toda la responsabilidad en relación con la enseñanza recae en el maestro, sino son los educandos quienes también tenemos parte de esta. Lamentablemente, muchas veces no se cumple por ambas partes, ya que hay una conducta de conformismo y mediocridad, que limita nuestras voluntades. Cada una con su propia excusa: ¿Hasta que punto puede un profesor obligar al alumno a aprender?



El video que les cuelgo es "This is my world" del grande: Darius Rucker... ¿Hasta que punto estamos dispuestos a cambiar?


 
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