domingo, 25 de agosto de 2013 0 se atrevieron a comentar

Back to Basics (1): La chica que entró a la universidad

Recuerdo que en el 2004 me gustaba un chico llamado Diego Escalante. Era del colegio de “solo-admitimos-varones” más popular de Trujillo. Yo, obviamente, no conocía a nadie del cole “cool”, no por ser loser, si no porque en ese tiempo solo me relacionaba con las personas que mis compañeras conocían. Yo no aportaba nada al grupo: nada de gente nueva, solo nos veíamos las caras cada vez que íbamos al colegio y a la Legión de María. Nada de religión, para mí era “vida social”. Luego mi hermana me advirtió que esa “forma de vida social” no era la adecuada para personas como yo, en pocas palabras: “no te juntes con personas de escuelas nacionales, esa iglesia es algo misia, tus amigas son feas… solo 2 de tu grupo se salvan”. En su momento quedé horrorizada, pero cuando “esas personas de colegios nacionales” comenzaron a vestirse como Daddy Yanke, dejé de ir a la Legión de María por problemas “personales” (AKA: me da roche salir con tu grupo choche) y retorné por enésima vez al Club de Natación. Mi hermana, la amiga de todos (y quisiera aclarar que en realidad era solo AMIGA, ninguna otra connotación de doble sentido), tenía su grupo de a las que yo les llamo las “clackers” (mismo “El diablo se viste a la moda”). Siempre trató de que yo encajara ahí, pero eso de ir corriendo a los vestidores después de salir de la piscina para utilizar 1/2 kg. de rímel en cada ojo no era lo que estaba buscando en esa etapa de mi vida: aun creía en que Dumbledore haría que Diego se enamorara de mi sin usar una gota de maquillaje o incluso el test Dove de 7 días. 

 Diego, obviamente, nunca conversó con Dumbledore. Hablamos si, había interés… pues supongo. Yo estaba interesada en que me hablara y él seguro en “porqué esta chica no deja de escribir en Messenger”. Cuando comencé a escuchar, en la cabeza, “Mi dulce niña” cada vez que el pasara supe que tenía un problema: ESTABA OBSESIONADA CON KUMBIA KINGS. Si, ese era mi problema. No me preocupara de invertir papeles, de que el tuviese novia que además asistía al mismo colegio que el mío o que la “amiga” que me lo presentó me dejara siempre “behind” cuando YO era la interesada. Por favor Milagros, él ya tenía novia y encima tú ¿me “lo quitas”?. Al pensar eso me dije: Gabriela, dignidad. Las comedias románticas te han enseñado que jamás se pelea por un hombre. Decidí apoyar a la novia de Diego. “Quién se ha creído esa Milagros para venir a robártelo amiga”. Romina, “la novia”, no le interesaba quién era quién. No se enteró que Milagros o quien les escribe, amaban con locura a “el novio”. Obvio ellos duraron años. En ese tiempo la “relación” entre Diego y yo no prosperó. Hice el intento de “te amé y te sigo amando en silencio” para buscar mi final feliz, pero luego de leer su mail de: “me llegó tu correo, que chvr, ¿porqué no dijiste nada?”, sabía que él tenía el modo “move on” en encendido y decidí, entonces, culpar a la distancia. 

Mi grupo de amigas ya estaba roto. Terminó el cole y cada quien hizo su vida: Yo me fui a Lima y como la nostalgia mate, preferí “asesinar” la amistad y buscar gente nueva. La universidad… esa palabra me suena lejana. Cuántos recuerdos. Decidí estudiar Comunicaciones (después del intento fallido en Educación Especial) en una universidad que creía diferente a mí. Al final resultó ser como yo: una mierda para encontrar a alguien que te quiera. Mi mamá siempre me advirtió uno va a “estudiar”. Yo si estudié: 1h antes del examen, en el transporte público mientras mensajeaba con BC las posibles preguntas-respuestas de cada prueba. Es algo loco. El primer día de clases eres la “escobita nueva” que está dispuesta a barrer con todos los mitos del Señor de los Anillos y el último eres la “cartera reciclada” que nació de esa escoba: cargada de muchísimas cosas almacenadas de mala manera en todos los bolsillos con o sin cierres.


 
 
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